Azúcar, diabetes e impuestos

Rafael Blasco
| febrero 18, 2021

AZÚCAR, DIABETES E IMPUESTOS

EL PROBLEMA DEL CONSUMO DE AZÚCAR EN EL MUNDO

Escrito por la Dra. Maria Elisa Calle Purón

El consumo excesivo de azúcares, tanto por la población infantil como la adulta, se relaciona con una mayor prevalencia de algunas enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT), especialmente sobrepeso y obesidad, síndrome metabólico, diabetes de tipo 2 y enfermedades cardiovasculares (1) .

 

La principal enfermedad que provocan las bebidas azucaradas es la diabetes de tipo II, que se ha disparado en los últimos treinta años, cuando era un tipo de diabetes casi inexistente antes de la expansión de las bebidas azucaradas. En Estados Unidos uno de cada tres nuevos casos de diabetes está directamente relacionado con el consumo de bebidas dulces. Por otro lado, en las últimas tres décadas la prevalencia de obesidad en los países desarrollados ha alcanzado dimensiones epidémicas y continúa en aumento (2).

INTRODUCCIÓN

En diferentes estudios se ha comprobado que el consumo de bebidas con jarabe de maíz de alta fructosa provoca 184.000 muertes anuales. De ellas, 133.000 serían por diabetes de tipo II, otras 45.000 por enfermedades del sistema circulatorio y el corazón y 6.450 por cáncer (3) El consumo de refrescos azucarados aumenta el riesgo de mortalidad por todas las causas.

En cuanto al azúcar o los azúcares, son una parte de los hidratos de carbono, lo que se denominan hidratos de carbono simples, que se absorben rápidamente y provocan la producción de insulina. Los azúcares o el azúcar se ha relacionado, además de con el riesgo de diabetes de la edad madura y la obesidad o el sobrepeso, con la enfermedad cardiovascular, formando parte de un conjunto de circunstancias que se conoce como síndrome metabólico.

 

La evolución en el consumo de hidratos de carbono

A lo largo de la evolución, los seres humanos hemos obtenido la energía necesaria  a través de los hidratos de carbono complejos: cereales completos, legumbres, verduras y frutas, los cuales se transformaban dentro del organismo en glucosa. Sólo a partir de la edad moderna, desde el siglo XVI se dispone de azúcar refinado y éste ha llegado a la mayoría de la población muy recientemente, siendo considerado un artículo de gran lujo hasta el S XIX, con la revolución industrial. Esto quiere decir que no hemos sido capaces de desarrollar los mecanismos adaptativos que nos permitan comer azúcar refinado sin pagar las consecuencias y hemos pasado de consumir azúcares en ocasiones especiales a tomarlos de manera habitual, no solo como azúcar de mesa, sino escondido u oculto en la mayoría de los alimentos procesados y las bebidas refrescantes elaboradas industrialmente.

El azúcar común es adictivo. Desde el trabajo de Moskowitz  se sabe que añadir azúcar a los alimentos no sólo mejora su sabor, sino que da una cierta “felicidad” que hace que se necesite y, por tanto, se coma más cantidad del producto azucarado para sentirse mejor.  Estos azúcares ocultos los vamos a encontrar sobre todo, además de en todos los refrescos industriales (con cantidades que pueden suponer casi el 30% del  total de calorías del producto. En una botella de refresco hay 60 g de azúcar, unas cuatro  cucharadas soperas,  como en los cereales de desayuno, las galletas y aperitivos salados, los zumos de fruta, las salsas preparadas, el pan envasado etc… Es decir, en una mayoría de productos de consumo cotidiano.

¿Qué ocurre cuándo se come mucho azúcar?

Cuando se proporciona un exceso de azúcares la capacidad del hígado para metabolizarlos se altera y todo el azúcar sobrante de promoviendo la resistencia a la insulina y aumentando el riesgo de diabetes tipo II, característico del síndrome metabólico (4).

Tanto la fructosa como el exceso de energía que se consume en forma de comida cuando la glucosa cubre todas las necesidades, va a parar a las células grasas, o adiposas. Es decir, que las personas que consumen un litro de Coca Cola diaria, tres latas, y además tienen una dieta sólida adicional, que es lo normal, acumulan el peso de esta dieta en forma de grasa. 

Dentro de los diferentes tipos de alimentos y bebidas, la llamada comida rápida tiene un alto contenido en grasa, en sal y en azúcar y se observó  que es la ingesta de refrescos la que se correlaciona directamente con el aumento del índice de masa corporal o IMC, no tanto el consumo de alimentos de origen animal (5).

Cuánto azúcar es admisible

Debido a este aumento en el número de diabéticos en la madurez, asociado a la obesidad y el incremento de personas con  síndrome metabólico que aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diferentes organismos internacionales vienen publicando informes, consideraciones y recomendaciones para limitar esta verdadera epidemia.  Ya en 2003 la OMS publicó un informe técnico sobre Dieta, Nutrición y Enfermedades Crónicas en que establece los objetivos de ingestas de nutrientes para la población (6). 

 En este documento se fijó la cantidad máxima diaria de “azúcares libres”. Los azúcares libres son los añadidos al producto además de los que de manera natural están en la miel y en los zumos de fruta. Otros azúcares presentes de manera natural en la fruta y en la leche y los productos lácteos no se consideran azúcares libres. Entonces se indicó  que el total de azúcares libres en la dieta debía ser igual o menor al  10% de la energía total proveniente del aporte diario de la dieta. Una  ingesta diaria de 2.000 kilocalorías podría tener en su composición unos 50 g de azúcares libres. Pero en el año 2015 la OMS rectifica este número  y baja la recomendación a menos del 5% del total de la energía, es decir disminuye a la mitad el máximo de azúcares libres  de modo que para la misma dieta de 2000 calorías, la cantidad de azúcar libre no debe de superar los 25 g diarios (7).

La EFSA (Autoridad europea de seguridad alimentaria)  amplía y define lo que son azúcares añadidos como “los azúcares que se añaden durante el procesado de productos alimenticios (tales como la sacarosa o dextrosa), azúcar envasado o de mesa (terrones o sobres de azúcar), azúcares de jarabes y miel y azúcares de zumos de concentrados de frutas o verduras”, excluyendo los azúcares intrínsecos o naturalmente presentes , que son los que están de forma natural en leche y lácteos, frutas, verduras y cereales (8).  

En nuestro país, el Comité Científico de la AESAN (Agencia española de seguridad alimentaria) definió los azúcares libres en su informe sobre objetivos y recomendaciones nutricionales y de actividad física frente a la obesidad en la estrategia NAOS del año 2014 (9) y los define como los tomados de forma separada o utilizada como ingredientes en alimentos procesados o preparados (por ejemplo azúcar blanco, azúcar moreno, azúcar no refinado, siropes de maíz, sirope de malta, sirope de arce, edulcorantes de fructosa, fructosa líquida, miel, melazas, dextrosa anhidrida y dextrosa cristalizada. Asimismo, puede contener oligosacáridos”.

En el informe de 2020, la AESAN  propone que para  azúcares totales, la definición se debería establecer como la suma de los azúcares naturalmente presentes más los azúcares añadidos en los alimentos y bebidas. En el caso de los azúcares naturalmente presentes, serían aquellos disacáridos y monosacáridos que forman parte intrínseca de los alimentos y bebidas. Mientras que azúcares añadidos son todos los monosacáridos y disacáridos adicionados a los productos alimenticios en sus procesos de elaboración y preparación culinaria, que aparecen reflejados en el listado de ingredientes (10).

A modo de ejemplo

En un ejemplo práctico, según lo anterior, un adulto que consuma 2000 calorías debería reducir a menos de 25g el consumo de azúcares libres, lo que equivale, aproximadamente, a menos de 6 terrones de 4g. Si observamos detenidamente la cantidad de azúcar libre o añadido en los refrescos, se puede calcular la cantidad que hay por ración, no por 100 ml que es lo que se especifica en el etiquetado. Asi los Refrescos de  contienen 35 g de azúcar libre por lata de 330 ml; los de té  unos 25-26 g de azúcar libre por lata de 330 ml, las tónicas unos 28 g de azúcar libre por lata de 330 ml, las bebidas energizantes contienen  57 g de azúcar libre por lata de 330 ml y el Aquarios y otras aguas saborizadas 21 g de azúcar libre por lata de 330 ml.

Podemos encontrar cualquiera de estos elementos que son azúcares libres entre los ingredientes: sacarosa (azúcar común), dextrosa (glucosa), fructosa, jarabe de maíz, dextrina, almidón de maíz, jarabe de glucosa, galactosa, maltosa, jarabe de maíz alta fructosa.

 En el apartado composición nutricional encontramos desglosado dentro de los hidratos de carbono, la cantidad de azúcares que contiene el producto por 100 g, pero hay raciones de más de 100 g y sobre todo en las bebidas azucaradas los envases son de 250, 330 ,500 o 1000ml. Habitualmente se consume el envasado en latas de 330 ml (“un tercio” es la denominación  en el caso de las cervezas), por lo que la cantidad de azúcar que se indica en la etiqueta por cada 100 ml, hay que multiplicarla por 3. Por ejemplo, una coca cola tiene 10,6 g de azúcar por 100ml, pero una lata tiene 35 g de azúcar.

La necesidad de aumentar los impuestos al azúcar

Esta situación ha llevado a la OMS a proponer  impuestos a las bebidas azucaradas ya que ayudan a reducir el consumo de estos productos y por tanto la prevalencia de la obesidad, la diabetes de tipo 2 y la caries dental. En el informe sobre políticas fiscales sobre la dieta y la prevención de las enfermedades crónicas,  se concluye que un aumento de al menos el 20% del precio de venta al público de las bebidas azucaradas reducirían proporcionalmente el consumo de estos productos (11). Como un menor consumo de bebidas azucaradas implica una reducción de la ingesta de azúcares libres y de la ingesta calórica total, mejora la  nutrición y disminuiría el número de personas que presentan sobrepeso, obesidad, diabetes y caries dental.

Otros trabajos también se han postulado en este sentido, proponiendo el incremento de los impuestos a las bebidas azucaradas, en especial los refrescos al considerar que   de azúcares libres, en especial los contenidos en este tipo de bebidas es precisamente el factor que más contribuye  al aumento de la obesidad y la diabetes en el mundo. Así, Powell en 2013 ya indicaba que  “Si los gobiernos gravan productos como las bebidas azucaradas pueden evitar el sufrimiento de muchas personas y salvar vidas. Además, se reduciría el gasto sanitario y aumentarían los ingresos fiscales, que se podrían invertir en los servicios de salud(12).

BIBLIOGRAFÍA

  1. Stanhope KL. Sugar consumption, metabolic disease and obesity: the state of the controversy. Crit Rev Clin Lab Sci. 2016;53:52–67.
  2. Egger G, Swinburn B.  An ecological approach to the obesity pandemic
    BMJ 1997; 315  doi: https://doi.org/10.1136/bmj.315.7106.477
  3. Mullee A, Romaguera D, Pearson-Stuttard J.  Et Al. Association Between Soft Drink Consumption and Mortality in 10 European Countries. JAMA Intern Med. Published online September 3, 2019. doi:10.1001/jamainternmed.2019.2478
  4.  Imamura F., O’Connor L., Ye Z., Mursu J., Hayashino Y., Bhupathiraju S.N., Forouhi N.G. Consumption of sugar sweetened beverages, artificially sweetened beverages, and fruit juice and incidence of type 2 diabetes: Systematic review, meta-analysis, and estimation of population attributable fraction. BMJ. 2015;351:h3576
  5. Vartanian L.R., Schwartz M.B., Brownell K.D. Effects of soft drink consumption on nutrition and health: A systematic review and meta-analysis. Am. J. Public Health. 2007;97:667–675.
  6. Organización Mundial de la Salud. Dieta, nutrición y prevención de enfermedades crónicas: Informe de una Consulta Mixta de Expertos OMS/ FAO. OMS, Serie de Informes Técnicos, nº 916. Ginebra: Organización Mundial de la Salud. 2003. Disponible en:
    https://www.who.int/nutrition/publications/obesity/WHO_TRS_916_spa.pdf
  7. Organización Mundial de la Salud. Directriz: Ingesta de azúcares para adultos y niños. Ginebra: Organización Mundial de la Salud; 2015.
  8. European Food Safety Authority. Protocol for the scientific opinión on the tolerable upper intake level of dietary sugars. Approved 12 Juky 2018. EFSA Journal 2018;16(8).5393. Doi: 10.2903/j.efsa.2018.5393
  9. Agencia Española de Seguridad Alimentaria-AESAN. Comité Científico. Informe sobre objetivos y recomendaciones nutricionales y de actividad física frente a la obesidad en la estrategia NAOS. Revista del Comité Científico de la AESAN. 2014;19:95-201. Disponible en:
    https://www.aesan.gob.es/AECOSAN/docs/documentos/publicaciones/revistas_comite_cientifico/comite_cientifico_19.pdf.
  10. Agencia Española de Seguridad Alimentaria-AESAN. Comité Científico. Informe de revisión y actualización de las recomendaciones dietéticas para la población española. Revista del Comité Científico de la AESAN. 2020;32:11-57. Disponible en: https://www.aesan.gob.es/AECOSAN/docs/documentos/seguridad_alimentaria/evaluacion_riesgos/informes_comite/RECOMENDACIONES_DIETETICAS.pdf
  11. Taxes on sugary drinks. WHO 2017. Disponible en:
    https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/260253/WHO-NMH-PND-16.5Rev.1-eng.pdf;jsessionid=39E4C6C8FDAFE7A9F7AC1468641683F2?sequence=1.
  12. Powell, LM., Chriqui JF, Khan T, Wada R, Chaloupka FJ. Assessing the potential effectiveness of food and beverage taxes and subsidies for improving public health: a systematic review of prices, demand and body weight outcomes. Obesity Reviews, 2013; 14:110-128. 10.
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